domingo, 26 de abril de 2015

DIFICULTADES MAS COMUNES PARA MEDITAR

Podríamos buscar muchas razones que justifiquen "racionalmente" el hecho de no sentarse a practicar, pero vamos a señalar unas cuantas resistencias mentales que encontramos habitualmente la mayoría de las personas:

1. Estoy muy ocupado, no tengo tiempo. Lo cual puede ser cierto si se tienen niños pequeños y un trabajo a jornada completa, y todo lo que eso conlleva. Sin embargo estamos hablando de unos 10 minutos al día. Se pasa más tiempo leyendo el periódico o navegando sin rumbo por internet, o dandole vueltas a la cabeza, "rumiación". Parece que no tenemos tiempo porque generalmente llenamos cada minuto de actividad y nunca apretamos el botón de pausa.

2. Encuentro muy incómodo estar sentado quieto mucho tiempo. Si estás tratando de practicar en el suelo con las piernas cruzadas, es posible que se haga incómodo. Pero en lugar de eso puedes sentarte recto en una silla firme y cómoda, incluso tumbarte en una manta. O puedes hacer meditación caminando, o yoga, o tai-chi. La meditación en movimiento puede ser tan beneficiosa como la práctica sentada.

3. Mi mente nunca deja de pensar: no puedo relajarme, no puedo meditar. Mi mente no se para, da vueltas todo el rato. Mis pensamientos me vuelven loca! Estoy tratando de escapar de mi mismo, no mirar adentro.   ¿Suena familiar?
Efectivamente, tratar de parar los pensamientos es como tratar de detener el viento: es imposible. En la enseñanza oriental se describe la mente como un mono borracho mordido por un escorpión, pues igual que un mono salta de rama en rama, la mente salta de una cosa a otra, constantemente distraída y ocupada. De modo que cuando uno se sienta quieto y trata de aquietar la mente, se encuentra con toda esta agitación que parece insana. Realmente no es nada nuevo, solo que ahora uno se percata de ello, mientras que antes uno estaba inmerso en ello, sin percibir que el parloteo era tan constante.

4. Hay demasiadas distracciones, hay mucho ruido. Ya pasaron los días en que podíamos irnos a una cueva y no tener interrupciones hasta que resurgíamos más tarde iluminados. No podemos estar esperando unas condiciones ideales para practicar, en lugar de eso, tenemos que gestionar los ruidos y demandas del mundo alrededor,  pero no hay por qué dejar que nos dominen. ¿Que hay coches circulando? Bien. Deja que marchen, pero no te vayas con ellos. La tranquilidad que buscas está dentro, no fuera. La experiencia de quietud es acumulativa: Cuanto más te sientas, lentamente, la mente se hace más calmada, a pesar de cualquier distracción que pueda haber.

5. No veo  resultados.  Inevitablemente, aquí   te tienes que fiar de los instructores. Algunas personas se percatan de los beneficios tras solo una sesión , pero la mayor parte de nosotros nos lleva más tiempo. Quizá notes la diferencia tras una semana o dos de práctica. Lo cual significa que tienes que confiar en el proceso lo suficiente como para mantenerte ahí, antes de comprobar los beneficios.
Recuerda que un músico necesita tocar durante horas para conseguir la nota correcta. Estar en calma sucede, pero puede llevar un tiempo hasta que llega el momento, de aquí que se necesita paciencia.

6. No valgo para esto, no lo hago bien.  Realmente, es imposible hacer mal la práctica. Lo haces bien incluso si se sientas por 20 minutos y no paras de tener pensamientos disparatados. No hay valoración de correcto o equivocado, y no hay un camino único. Se dice que hay tantas formas de meditación como personas que la practican. De modo que todo lo que necesitas es encontrar la manera que funcione para ti  y ser constante.
Lo que importa es que  te lleves bien con la meditación. No es útil que  te propongas meditar y luego te sientas culpable porque no encontraste tiempo o solo hiciste 10 minutos, cuando pretendías hacer 30. Es más realista practicar un tiempo breve y disfrutar, que sentarte apretando los dientes por obligación. La meditación es una compañía amable a lo largo de la vida, como un viejo amigo al que recurres cuando necesitas apoyo, inspiración y claridad. Es para disfrutar.

7. Son cosas extrañas de la Nueva Era. Desde luego que es fácil perderse en las promesas de eterna felicidad de la Nueva Era, pero la meditación es una práctica muy antigua. Hace más de 2500 años, el Buda fue un meditador experimentado, que probó muchos caminos para conseguir la paz mental. Y ese es solo un ejemplo. Cada religión tiene su propias variaciones sobre el asunto, y todas se remontan siglos atrás. De modo que no hay nada nuevo ni raro.

En otras palabras,  meditar no es forzar la mente a estar quieta. Más bien se trata de dejar marchar las resistencias, o lo que pueda aparecer: dudas, miedo, deseos, preocupaciones, sentimientos de inadecuación, dramas sin fin,… Cada vez que uno se encuentra con la mente dispersa, fantaseando, recordando o planificando, se da cuenta y regresa al ahora, al momento presente. Todo lo que se necesita es prestar atención y estar con lo que es. Nada más

sábado, 30 de marzo de 2013

HUMANIDAD COMPARTIDA


“Estamos aquí,
porque no hay ningún refugio
donde escondernos de nosotros mismos.
Hasta que una persona
no se confronta en los ojos
y en el corazón de los demás,
escapa.
Hasta que no permite a los demás
compartir sus secretos,
no se libera de ellos.
Si tiene miedo de darse a conocer a los otros,
al final, no podrá conocerse a sí mismo,
ni a los demás,
estará solo.
¿Dónde podremos conocernos mejor
sino en nuestros puntos comunes?
Aquí juntos,
una persona puede manifestarse claramente,
no como el gigante de sus sueños
ni el enano de sus miedos,
sino como un hombre,
parte de un todo, con su aportación a los demás.
Sobre esta base
podemos enraizarnos y crecer,
no solos como en la muerte,
sino vivos
para nosotros mismos y los demás”.
(Anónimo)

lunes, 26 de noviembre de 2012

NO MATES AL EGO

“El deseo de deshacerse del ego es muy diferente del proceso de dejar de identificarse con la ilusión socialmente condicionada de un yo egoísta...  Lo primero implica una batalla: el ego al tratar de matar al ego, al luchar contra el ego...   el ego gana!  Lo segundo implica soltar la ilusión de control; es el fin de la lucha, y el medio hacia ese fin es la consciencia".
(Cheri Huber)
Reflexión
A menudo pensamos y hablamos de desarrollo espiritual en términos de deshacerse, matar o trascender el ego. Al hacerlo, lo que inconscientemente sucede es que, llevando una metáfora marcial al área probablemente más delicada, ambigua y paradójica de nuestra vida -nuestra espiritualidad- generamos un clima de conflicto interno que crea oposición y tensión. Construimos una imagen reduccionista y estereotipada de lo que es nuestro ego, lo calificamos como nuestro enemigo, y emprendemos el muchas veces violento proyecto de vencer nuestras debilidades y hacernos mejores.
Pero en la idea de matar el ego, ¿quién mata a quién? ¿quién vence? ¿quién muere? ¿qué parte de uno es la que se quiere deshacer de otra parte? ¿Cuál es su motivación? Como señala la maestra zen Cheri Huber, hay dos cosas que podemos dar por seguras respecto al egocentrismo: Uno, que es un proceso muy astuto; dos, que su mayor función es sobrevivir. "El ego tomará cualquier cosa -CUALQUIERA- y la usará para sus propósitos, incluso la noción de matarse/disolverse/trascenderse/auto-aceptarse. Puedes ver el riesgo, espiritualmente hablando, de malinterpretar el 'matar el ego'".
Complementario al riesgo de declarar una guerra interna, la metáfora de matar al ego trae consigo el problema de no apoyar la configuración y el establecimiento de un ego sano, lo cual es tremendamente importante para 'funcionar' en el mundo, y también de reproducir dinámicas relacionales destructivas, particularmente en el contexto de grupos religiosos o espirituales. Esto último es tremendamente relevante dado el alto número de víctimas de abuso religioso, el cual muchas veces es justificado desde la lógica de la obediencia a la autoridad, y la práctica de la humildad. Así, por ejemplo, la metáfora de trascender el ego tiene más sentido en el contexto de grupos privilegiados donde el narcicismo puede ser un obstáculo espiritual importante (hombres blancos, educados, adinerados, anglosajones), pero puede ser especialmente dañina para grupos que históricamente no han tenido suficiente poder y representación (mujeres, indígenas, personas de color, niños, minorías sexuales, etc.). Personalmente he visto cómo el discurso de "trascender el ego" y "estar en el aquí y en el ahora" ha sido utilizado para justificar abusos de poder y conductas sexuales problemáticas en grupos espirituales.
Seres humanos como la Madre Teresa de Calcuta, Nelson Mandela, Mahatma Gandhi, Luther King Jr., Aung San Suu Kyi, Jesús, Buddha, entre otros, no se han caracterizado precisamente por tener un ego débil o muerto. Al contrario, sus personalidades han sido complejas y ricas, su voz única, y su presencia en el mundo llena de su propio estilo. Su aporte vino no de deshacerse del ego, sino de utilizarlo para el bien de todos, dejando de identificarse con él como algo que está separado de todo lo demás. Se necesita de un ego potente para expulsar a los mercaderes de la entrada de los templos…
                                                             Pausa Mindfulness